Caminar por el principio de trabajo del detector de metales

La mayoría de los detectores de metales utilizan la tecnología de pulso o de onda continua. En resumen, se pasa una oleada de electricidad a través de una bobina de alambre de cobre, que crea un campo electromagnético. A medida que el metal pasa a través de este campo, los sensores detectan el campo magnético reflejado de estos objetos metálicos. Este campo magnético luego reacciona con la bobina del receptor, que, a su vez, desencadena la alarma.

Aquí es donde se puede ver el rango de capacidad de los detectores de metales. Por ejemplo, mientras que algunos detectores de metales solo pueden detectar objetos ferrosos (a base de hierro), otros tienen la capacidad de detectar objetos metálicos no ferrosos. Los detectores de metales de alta gama tienen la capacidad de detectar objetos más pequeños, mientras que algunos modelos más baratos tienen menos sensibilidad y solo pueden detectar otros más grandes.

Cuando se encuentra un objeto, se activan una alarma y las tiras de luz indicadora, lo que indica dónde está el objeto. Aquí es donde también brillan los modelos de gama alta. Las unidades más baratas generalmente solo indican 6, o 10 zonas, mientras que los más fuertes pueden precisarse con precisión hasta 33 zonas o más. Esto se ilustra en el gráfico de la derecha.